Sinopsis

Una chica de 16 años, que vive con su amiga,

es ubicada en un internado tras el asesinato de toda su familia , donde

conocerá unos seres como ella. Pero al descubrir el oscuro pasado de su

enamorado, su vida dará un giro de 180º...




miércoles, 24 de marzo de 2010

1.Recuerdos

En los días como este recuerdo el día mas oscuro de mi vida. Recuerdo la lluvia cayendo lentamente por la ventana de mi escritorio. Recuerdo la melancólica música que escuchaba.

Mamá no me habia dejado ir a la fiesta de Joe, esto había provocado que me enojara mucho con ella. Mi hermanito lloraba mientras mi padre lo arropaba en su cuna cantándole una dulce canción, su voz era melodiosa como la de cualquier otro vampiro.
Era ya, el siglo XXI y los vampiros habíamos evolucionado mucho, la luz no nos hacía el menor daño y ya no éramos pálidos. Esto nos había ayudado a mezclarnos con la gente y no llamar mucho la atención; sin embargo si nos hacían enojar mucho provocaban que nuestros colmillos salieran involuntariamente.
Mamá le estaba contando a papá sobre su trabajo en bienes raíces y papá estaba muy atento. Recuerdo que los llantos de mi pequeño hermanito no cesaban así que decidí ir a ver lo que le molestaba.
La pieza de Nicolas estaba perfectamente arreglada, todo era de un tono celeste pastel combinado con un blanco alba. La cuna de mi hermano me había pertenecido a mí en el momento que la necesitaba, era de madera oscura y ahora con unas sábanas color azul claro.
Mi pequeño hermano lloraba desconsoladamente. Sus hermosos ojos claros estaban tapados por un río de lágrimas. Lo levanté delicadamente y le canté la canción de cuna que mamá había compuesto para mí cuando yo era pequeña. pidamente mi hermano ya estaba dormido en mis brazos. Lo arropé en su cuna y salí lentamente (por temor a hacer ruido y despertar a la criatura) del cuarto de Nicolas.
Regresé a mi cuarto y me puse a leer. Mi pasatiempo favorito siempre había sido leer.
Asomé la cabeza por la ventana y pude divisar que mamá estaba haciendo la cena. Yo siempre había preferido la sangre aunque fuese de animal antes que la comida, así que me escapé por la ventana hacia un bosque cercano. Allí podía sentí a esas frágiles criaturas huyendo de mí, a sus delicados corazones palpitando cada vez más fuerte en cuanto me acercaba. La sangre de animal jamás se había comparado con la de humano, sin embargo les tenía un gran aprecio a los mortales ya que mis mejores amigos eran humanos. La sangre era caliente y dulce y muy adictiva. Después de terminar con tres pequeñas ardillas me dirigí a mi casa, pero diez metros antes sentí la presencia de dos vampiros más. Me acerqué lentamente sin hacer ruido y pude escuchar un grito ahogado. Un grito que reconocería en cualquier lado. El grito de mi madre.
Entre por la ventana de mi cuarto y pude ver a dos hombres. Uno de ellos era fornido y con una mirada que provocaba escalofríos. Él otro parecía muy arrepentido.
El más joven sintió mi presencia y volteó a verme, miró a su compañero para asegurarse de que estuviera lejos y luego se acercó a mí. Se agachó para poder mirarme a la cara; su mirada reflejaba temor.
-¡Vete niña!- dijo- Vete si no quieres terminar como tu familia- volteó al oir a su compañero llamándolo y le respondió-Estoy aquí, ya voy- giró su cabeza para mirarme y luego con su mano derecha señalo a mi ventana. Yo asentí. El joven desapareció rápidamente y yo salí otra vez por la ventana como me había indicado.
Corrí hasta llegar a un campo, en el que de vez en cuando yo robaba una que otra oveja, me senté en el mojado pasto y empecé a llorar. No sabía que había pasado ni por qué pero presentia que no era nada bueno.
Esperé hasta que amaneciera para volver a casa.
Al llegar me acerqué a la habitación de Nicolas, pero estaba totalmente vacía. Llegué a la cocina y lo único que había era unas pequeñas gotas de sangre. Comencé a seguir el rastro que la sangre habia hecho hasta llegar a la pieza de mis padres. La puerta estaba completamente cerrada y por debajo un río de sangre que fluía sin parar. Temía abrir la puerta y encontrar a mis padres. Pero al abrirla mis dudas se convertieron en realidad. Allí en el suelo estaban los tres cuerpos sin vida de las personas que más quería en el mundo. Comencé a llorar sobre los cadáveres de mi familia. Recuerdo que no me levanté de allí hasta tres semanas después, cuando Stephanie llamó a la puerta.
Yo estaba en estado de shock y mi cuerpo no respondia. Se cansó de llamar a la puerta y la abrío ya que ella sabía donde guardábamos la llave de repuesto. Tardó varios minutos hasta llegar al cuarto de mis padres y verme. Yo estaba sucia, mi ropa estaba llena de sangre y lucía muy mal. Ella me llevo hasta su casa y desde ese momento vivo con ella.

La voz de mi querida amiga me despertó de mis pensamientos.
-Vamos Sookie, es hora de irnos.

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